Existe. Hay que reconocerlo. Hay gente que no viaja. A nosotros, a quienes no podemos dejar de pensar en viajar, nos resulta complicado entenderlo, pero así es.
Yo, que me arrepiento cada día de no haber viajado más en mi adolescencia, vivo rodeado de gente que no viaja. Y no hablo de quien no se lo puede permitir. Centrémonos. Hablo de gente con una vida estable y que puede permitirse el lujo de viajar al menos una vez al año más allá de su ciudad.
Antes de nada he de resaltar que no trato de diferenciar entre unos y otros, ni decidir quién es mejor por viajar o no hacerlo. Cada uno tiene sus aficiones y es libre de ello.
Creo que podríamos dividir a los que no viajan en tres grupos que, sin embargo, como luego veremos, pueden llegar a coincidir en las causas de su escasa pasión por viajar.
- El primer grupo está formado por gente a la que realmente no le interesa viajar.
- El segundo grupo es el formado por gente con algo de interés, que incluso ha llegado a viajar, pero que cuando les cuentas que te vas de viaje les da pereza o te dicen “no sé cómo lo haces. Yo no me atrevería”. En este grupo entran también las personas que se van de vacaciones a un hotel y no salen de él.
- Y el tercer grupo lo forman las personas con miedo.
El «gen viajero»
Los motivos para no viajar son múltiples y, como decía, pueden ser comunes independientemente del grupo al que se pertenezca. Por ejemplo, yo he pertenecido a dos de esos grupos. En el primero estuve durante mi adolescencia. Me llamaba la atención viajar pero todavía no se había despertado el “gen viajero”. Y en el segundo estuve unos años después, hasta que cumplí diecinueve, que fue cuando me marché solo a Argentina.
El caso es que cualquiera puede pertenecer a cualquier grupo. Y seguramente todos hemos pertenecido a alguno.
Creo que todos estaréis de acuerdo en que para viajar hay que tener algo curiosidad, pero sobre todo valentía. Ya sea en un viaje organizado o en una aventura mochilera, debe existir un deseo por conocer superior a todas las adversidades con las que un viaje nos amenaza. Llamemos amenaza a esperas en aeropuertos, hacer la maleta, buscar alojamiento, conducir o incluso no hacer nada.
¿Por qué no viajar?
- Porque vive para trabajar. Todos conocemos al menos a una persona que no puede dejar de trabajar, ya sea porque es indispensable en su empresa o es el propietario y, no puede o no quiere delegar.
- Porque tiene otras prioridades. Puede que esta persona prefiera gastar el presupuesto de un viaje en un smartphone, en un coche, en una moto o en una afición.
- Porque tiene una casa de verano. Hay gente que tiene una segunda residencia en la que gasta una parte importante de su presupuesto para el mantenimiento y donde decide pasar sus días libres. Porque para eso es una segunda residencia ¿no? En este punto podemos añadir el valor sentimental que una persona puede sentir por una propiedad en la que creció y perteneció a sus padres y/o abuelos.
- Porque “lo mío es lo mejor”. Este sentimiento es muy común en España. Mi abuela paterna me lo enseño concienzudamente durante los años que pude disfrutarla. Para ella, Valencia era lo mejor. No existía necesidad alguna de viajar a ningún otro lado porque aquí teníamos todo lo necesario. Me gustaría decir que este sentimiento pertenece al pasado, pero lamentablemente hay mucha gente joven que opina así.
- Porque es perezosa. Somos así, vagos por naturaleza. Hacer maletas, comprar vuelos, ir al aeropuerto, facturar, esperar, buscar alojamiento, ubicarte en el mapa, caminar hasta la extenuación o relajarte hasta el agotamiento. Lo reconozco, puede ser agobiante.
- ¡Oh no, niños! Cuando nació mi hija tuve miedo a que ello supusiese no poder viajar. Pero afortunadamente, con apenas cuatro meses ya estaba recorriendo Bélgica y ahora, con menos de dos años, ya ha visitado seis países. Viajar con niños requiere mucha paciencia, mayor presupuesto y adaptarse a su horario. Pero se puede. Sólo hay que querer.
- Simplemente porque no le interesa conocer nada más. Este punto podría estar relacionado con la pereza, pero creo que encaja mejor con el conformismo y está directamente relacionado con el miedo a lo desconocido.
- «Mi no entender». Los idiomas. No saber un idioma puede provocar un miedo irrefrenable a viajar, por no saber entender a la gente o expresarse. Saber idiomas es genial y poder entenderse con la gente del lugar que se visita es formidable. Pero si no se saben idiomas, también se puede viajar. La gente es tremendamente amigable y siempre habrá alguien dispuesto a ayudarnos aunque no nos entienda.
Al final son ocho las razones para no viajar. Si conoces alguna otra, por favor comenta. Y si no estás de acuerdo, también. Pero sobre todo ten en cuenta que para viajar solo hacen falta ganas y, unas veces más que otras, dinero. Lo importante es salir a recorrer y conocer, aunque sea al pueblo de al lado.
Coincido ampliamente. La mayoría que conozco y no ha viajado aparte de miedo, es por trabas mentales, pretextos económicos y lo peor de todo: su sanguijuelismo a la comodidad de su rutinaria vida. Viajar realmente es algo más que unas vacaciones con los días contados y boleto redondo comprado.
Me encanta el término «sanguijuelismo». Muchas gracias por comentar Iggy
Hola, en mi caso, odió perder el tiempo en viajar, sobre todo en grupo, me gustan las escapadas de un dia o dos, sobre todo en solitario, aun así vivo en un pueblo de montaña, donde cada dia es una experiencia, no necesito mas.
Un saludo.
Hola Iván. Muchas gracias por comentar. Tienes razón, los viajes en grupo son muy pesados, a mí no me gustan. Y también concuerdo con las escapadas, a veces son mucho más enriquecedoras que viajes largos.
Tienes mucha suerte de vivir en la montaña, algún día me encantaría poder hacerlo también.
Algunos no viajamos pq no tenemos necesidad, ni interés, ni deseo de hacerlo. Estamos felices en casa, con nuestras aficiones. Mi opinión personal es que viajar está sobrevalorado.
Hola Álex. Gracias por comentar. No hace falta coger un avión para viajar, puedes ir al pueblo a 50 km de tu casa, subir a la montaña o hacer cualquier excursión. La importante es la riqueza intelectual y cultural que genera viajar. Es una afición y como dices, genera felicidad a quien la practica.
Yo soy de los que no viajan. Y voy a dar una introducción a algo que tengo en estos días, más mis motivos para no viajar.
Donde trabajo nos han invitado a un viaje de varios días por París. Nunca he visitado Francia, pero no estoy interesado en viajar a ningún otro país. Es más, ni siquiera viajo por España. En cuanto me ofrecieron ese viaje, lo rechacé y escogí encantado disfrutar de unos días de vacaciones para disfrutarlo donde vivo. El motivo principal por el que yo no viaje es porque me es suficiente la vida que vivo. Mi afición consiste en modificar un videojuego y en el mismo estoy tratando de recrear toda la historia de la Fórmula 1. Esta es mi gran pasión. Esto es lo que me encanta hacer: crear contenido para un videojuego cuyo hobbie me ha dado trabajo en la industria del videojuego. Para disfrutar esto y los amigos que tengo en mi ciudad, no necesito de viaje ninguno. Para que quisiera viajar a algún sitio se me ocurre que tendría que vivir bajo mucha presión, o que directamente debería estar harto de mi ciudad (y mi ciudad es de las más aburridas y grises de España) o de mi vida laboral, y marcharme para desconectar.
He llegado a tu sitio buscando opiniones de gente que no le gusta viajar.
Hola Cristian. Muchas gracias por opinar.
Me parece genial que disfrutes con tu pasión. La mía es viajar y conocer todo lo que pueda antes de morir. No opinamos igual, pero esta es una de las maravillas del ser humano.
Gracias de nuevo
Hmhm. El caso es que hay motivos que no son para nada negativos ni tienen esa connotación para que uno disfrute plenamente su vida sin viajar. Este tipo de opiniones es lo que ando buscando ahora; gente que viva bien y que pudiendo permitirse viajar sin ninguna atadura, escoja no hacerlo. Me encantaría conocer las razones detrás. Es la situación por la que yo paso.
¡Un placer! Saludos