En Budapest, la capital de Hungría, existen un tipo de locales llamados Ruin Bar, que por fuera parecen abandonados, pero dentro reflejan sofisticación, creatividad e innovación.
Los ruin bar nacieron a principio de la década de los 2000 en el barrio judío de la capital. Son lugares en los que comer durante el día y divertirse por la noche. También realizan actividades culturales, musicales e incluso mercadillos.
Ruin bar de Budapest
El ruin bar Budapest es un concepto único y húngaro que ha ganado popularidad en los últimos años. Son bares que se encuentran en edificios abandonados o deteriorados, donde se crea un ambiente bohemio y alternativo.
El pionero fue el Szimpla Kert, todavía abierto. Fue en 2005 cuando un grupo de empresarios que buscaba ubicación para abrir un bar decidió utilizar un edificio en ruinas de la calle Kazinczy.
Y en lugar de rehabilitar el edificio, decidieron simplemente arreglarlo y añadir decoración y muebles extravagantes, de tal forma que crearon una estética «ruinosa» muy atractiva y dando origen a esta nueva tendencia.
Este tipo de bares suelen tener una decoración ecléctica, con muebles reciclados y antigüedades, lo que le da un aspecto único y vintage. Normalmente ocupan mucho espacio, por lo que tienen varias salas y áreas, cada una con su propio estilo y ambiente,.
Además de su atractivo estético, en ellos se llevan a cabo variedad de actividades y eventos, desde conciertos en vivo, proyecciones de películas, exposiciones de arte y mercados.
Mazel Tov, el ruin bar sofisticado
Entre todos los ruin bar de Budapest es el mejor es Mazel Tov, ubicado en uno de los mejores barrios de la ciudad, en el Distrito VII. Al llegar al lugar seguramente tendrás ganas de dar media vuelta, pero no te dejes llevar por los prejuicios y entra.
Es un lugar simple, dónde se ha aprovechado el gran espacio de un edificio en ruinas para crear un restaurante que ofrece comida típica de Oriente Medio. Tienen dos barras, una en la entrada del restaurante, que es donde también está la cocina, y otra al final, donde preparan las bebidas.
Del techo cuelgan decenas de bombillas y de los balcones interiores caen filas de lo que parece hiedra. Las mesas están justo bajo las luces. Al fondo, junto con la segunda barra, hay un patio cubierto, con árboles y vistas a los edificios traseros.
El Mazel Tov tiene servicio de guardería. Si vas con niños alguien irá preguntarles si quieren jugar mientras llega la comida o durante el reposo. La verdad es que, pese al gran número de clientes, es un sitio donde comer tranquilamente. Estamos en mitad del barrio judio de Budapest, así que la carta está repleta de hummus, pitas, falafel y cuscús.
Como es habitual en la capital húngara, también encontrarás limonadas, cócteles o combinaciones con fresas, melón, sandía o kiwi.
Toda la comida es casera y aunque, quizá, algo sobrevalorada. Está buena pero no es algo increíble. No obstante, el ambiente y el lugar hacen de Mazel Tov un lugar de visita obligada. Si tienes pensado visitarlo en temporada alta, te recomiendo que reserves a través de su web. Tienen varios horarios y te confirman a través de correo electrónico si tienen sitio libre. El sitio web está en húngaro, pero es fácilmente adivinar los botones.
